La Palma, Lanzarote y El Hierro, los carnavales más originales

Los Indianos 2015 © www.indianos.info
Los Indianos 2015 © www.indianos.info

Pilar Rey y Antonio Abdo, personajes esenciales de La Espera

Por Luis León Barreto

La fiesta más popular de Canarias saca a la calle una programación intensa y variada en cada una de las islas. No es lo mismo el carnaval en Lanzarote que en El Hierro, ni nadie puede superar el esplendor de Santa Cruz de Tenerife, su tradición, su variedad, el colorido y el nivel espectacular de sus números, el vigor de su fiesta callejera, mientras que el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria, más reciente, destaca por sus drag queens. Uno de los carnavales más originales es el de Arrecife de Lanzarote, cuyo origen se desconoce, aunque algunos estiman que comenzó con los primeros conquistadores en el Siglo XV. Siendo Lanzarote la primera isla conquistada, existe la creencia de que se trata de los carnavales más antiguos del archipiélago. Dice la tradición que antaño se salía disfrazado con la cara tiznada con un corcho quemado.

La tradicional Parranda marinera de Los Buches fue recuperada en 1963 por un grupo de amigos, y actualmente se conoce como La Parranda Los Buches. Se trata de una cuadrilla compuesta por músicos que interpretan antiguas canciones marineras y los portadores de buches (vejigas de grandes peces curtidas e infladas), con los que se golpea a la gente. Llevan un peculiar atuendo, con cintas de colores y máscaras. Suelen abrir el coso de Arrecife y una estrofa popular muy cantada en el folclore de Lanzarote apunta que «Desde que llega febrero, los marinos van llegando/ y para los carnavales, los buches se van inflando», en referencia a la participación de las gentes del mar y sus «buches» en los carnavales.

En El Hierro hay otro carnaval singular: la fiesta de los Carneros. También es conocida dicha tradición como los Carneros de Tigaday, por ser precisamente el centro de la población de Frontera (Tigaday), donde se celebra. Los Carneros es una tradición que tras la guerra civil estuvo a punto de perderse y quedar en el olvido, pero gracias a un ciudadano de Frontera, Benito Padrón, no llegó a hacerlo. Aún hoy, se conserva el legado que él dejó, pues con casi 90 años, supervisaba y ayudaba a los jóvenes en la colocación de sus peculiares vestimentas. Los jóvenes se atavían con las pieles de los carneros, resecas y de fuerte olor, obtenidas meses e incluso años atrás, que este singular señor guardaba en su bodega, y que cada año por Don Carnal, se desempolvan para deleitar a quienes se atreven a desafiarlos, pues se dedican a correr tras los más pequeños y no tan pequeños, para asustarlos y embadurnarlos de tinte negro. También forma parte del espectáculo la figura que llaman El Loco, un pastor que bajo una careta ayuda a los carneros a sembrar el pánico embistiendo a los presentes.

Otro carnaval de fuerte personalidad es el de Santa Cruz de La Palma, el carnaval de los Indianos, que rememora la intensa emigración La Palma-Cuba y también llega a su medio siglo. Este lunes 8 de febrero es la señal más universal de la isla junto con la Danza de los Enanos. En la mañana de ese día en el atrio del ayuntamiento dos viejos conocidos han actuado de embajadores plenipotenciarios en la Parodia del Recibimiento para recibir a las excelsas dignidades que acuden a la Calle Real. Son una pareja de animadores excepcionales: Pilar Rey y Antonio Abdo, que forman parte de la gran tradición de los polvos talcos y que han dinamizado la vida teatral y cultural de la isla durante décadas.

Antonio Abdo
Antonio Abdo

Actriz y coreógrafa, pero por encima de todo mujer vital, repleta siempre de alegría. Alegría con la cual ha podido sobrepasar sinsabores y graves problemas de salud, Pilar Rey ejemplifica y protagoniza el mundillo teatral, del que no puede renunciar ni un momento. Y es que el día de los Indianos es, como señala su marido Antonio Abdo, una farsa ejemplar y una catarsis que mueve multitudes en las apretadas calles de la capital palmera. Los Indianos son un ritual y una pieza de teatro en la cual cada participante representa su propio papel en la alegre ceremonia de La Espera, pues mientras la Plaza de España acoge la presencia de la señora cónsul de Cuba en Canarias, y se cambia temporalmente su nombre por el de Plaza de La Habana, la fiesta se desata en todo su esplendor.

Hay muchos partidarios de La Espera, esos instantes previos a la llegada de la ejemplar Negra Tomasa, que sucede a una hora difícil de determinar, cuando ya el pueblo llano ha ingerido unos cuantos mojitos y unos cuantos cubatas. Por eso aunque llueva o esté nublado la mañana de los Indianos es una mañana hermosa, lúdica, llena de color y de alegría. Y por eso cuando se presenta la Negra Tomasa la multitud estalla de gozo, pues es el pistoletazo de salida.

La Negra Tomasa. Los Indianos 2015 © www.indianos.info
La Negra Tomasa. Los Indianos 2015 © www.indianos.info

Dos palabras más sobre Pilar Rey y Antonio Abdo. Hace 34 años, en 1981, ambos fundaron la Escuela Municipal de Teatro, con la cual ambos animaron una nueva etapa en la cultura insular, precisamente en la etapa de un buen alcalde, Antonio Sanjuán, un hombre de la izquierda. Enseñantes de lujo, encaminaron a varias generaciones de palmeros hacia el amor a la escena. No en vano Pilar Rey, un espíritu libre y juguetón, ha aprendido de los mejores directores, actores, dramaturgos y escritores teatrales. Y Antonio Abdo, locutor de radio como ella, poeta, director y actor, ha compartido con ella las horas emocionantes de La Espera, el esplendor del pórtico de una fiesta con la cual la capital respira de gozo. Y su inseparable Antonio Abdo, septuagenario vitalista, con quien ha compartido actuaciones, lecturas y espectáculos dentro y fuera de España. Una pareja única.

Por tercer año consecutivo se anuncia la presencia del máximo representante de la República de Cuba en Canarias. Ulises Barquín Castillo asistirá a la jornada grande del Carnaval palmero, donde podrá conocer de primera mano la singularidad de una fiesta tan enraizada con el país caribeño. De este modo se legitima el origen de los Indianos, y se homenajea la intensa emigración de La Palma a Cuba hasta la guerra civil. Una gran fiesta dedicada a las raíces, el folklore, la gastronomía, el punto cubano, los usos que Cuba nos regaló.

 

Las siete vidas de La Negra Tomasa en Los Indianos de La Palma

Las siete vidas de La Negra Tomasa en Los Indianos de La Palma

 

Por Luis León Barreto

Zumba la Negra Tomasa en el carnaval de las islas, desde el este hacia el oeste y desde el norte hacia el sur llegan las imitaciones del genial personaje criado y nutrido en Santa Cruz de La Palma. La Negra Tomasa es un personaje clásico de la calle, tan clásico y tan introducido en la fiesta como Fidel Castro, Charlot, Ángela Merkel o el ministro Soria. Porque, a fin de cuentas, el hecho de que tantos quieran imitarla viene a demostrar la verdad palmaria: solo hay unos Indianos de verdad, solo una Negra Tomasa genuina es capaz de sobrevivir en todas las convocatorias, la Negra Tomasa tiene siete vidas y el éxito de este personaje trata de multiplicarse aquí y allá. Claro que nunca las imitaciones pudieron igualar al modelo original, de la misma forma que el carnaval imitación Indianos en el que la gente baila con la Banda de Agaete mientras tira gofio y harina nunca podrá compararse con el que corre por la calle O’ Daly. De este modo, la universalidad de los Indianos y de la Negra Tomasa no queda disminuida un ápice sino que, al contrario, es potenciada con cada intentona que surge aquí y allá.

Recordemos lo que hace un par de años escribía en La Opinión Elfidio Alonso, amigo y antiguo compañero de Redacción en el periódico El Día: “El personaje que interpreta cada año el bueno de Sosó se ha convertido en un clásico de Los Indianos. A partir de su llegada a las inmediaciones del Ayuntamiento de la capital palmera, donde es posible degustar a plena mañana el mejor mojito o un sabroso guarapo de caña molida, la negra Tomasa se convierte en la gran protagonista del lunes de Carnaval, entre lluvia de polvos blancos y al ritmo que marca el son, la guaracha y el bolero que tocan los excelentes grupos que se han especializado en la música tradicional de Cuba. No se trata de un personaje que tenga raigambre histórica en la isla caribeña. Ni menos puede ser considerado como un prototipo de los emigrantes canarios que radicaron en Cuba y luego regresaron. La negra Tomasa es sólo el personaje central de una célebre canción cubana, compuesta por el santiaguero Guillermo Rodríguez Rife. Un músico de los que podríamos considerar como menor, aunque –como el burro flautista de la fábula– llegase a alcanzar el éxito con una sola canción, que aún sigue gozando de una extraordinaria popularidad.”

Traemos a la memoria también lo que a propósito de las imitaciones en su momento expresó la concejala de Fiestas, Marta Poggio: “El ayuntamiento no puede impedir a nadie que se vista de blanco y tire polvos talcos. Eso es algo que no se puede proteger, que se puede copiar, y que lo harán en Tetir o en cualquier otra zona que lo programe, aunque no nos guste, pero sí hay otros aspectos que Santa Cruz de La Palma tiene protegidos. Los Indianos, como denominación del acto, está protegido por el ayuntamiento». De todos modos, con  fecha 20 de Agosto de 2013 leímos la noticia de que Santa Cruz de La Palma tomó medidas para la constancia  del logotipo y la marca “Los Indianos”. El Ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma en efecto registró el logotipo y la marca comunitaria “Los Indianos Santa Cruz de La Palma” en el Registro de Patentes y Marcas.

El profesor y poeta palmero Antonio Arroyo, residente en Sardina del Norte (Gran Canaria) hace tiempo escribió sobre el carnaval de su infancia y la llegada de la Negra Tomasa a la narrativa canaria a través de la novela Carnaval de Indianos (NACE). Señaló que este libro lo retrotraía a sus años infantiles y adolescentes en la capital palmera, aquel carnaval que traía la chanza, la anarquía vital, el ron, el romper los papeles tradicionales de la sociedad palmera, tan tradicional en todo. “Todos los que somos de La Palma tenemos en nuestros recuerdos algún pasaje relacionado con los Indianos y especialmente con Sosó, el entrañable Víctor Díaz. Desde mi punto de vista, en el libro se han unido muchos recuerdos y el conjunto de los mismos forma una parte de la conciencia colectiva de los palmeros.”

Para finalizar, citemos lo que expresó María Victoria Hernández sobre este personaje: “Es la Negra Tomasa la encarnación de un sueño… Verla llegar enfundada en alambicados ropajes de suprema parodia, encajes, blonda tocada con increíble pamela, es como retomar el ayer del indiano. Aquellos indianos que acuñaron la frase: “cinco años de emigración, una fortuna”

Santa Cruz de La Palma ha hecho dos aportaciones fundamentales a la fiesta popular canaria: la danza de Los Enanos y el lunes de carnaval con la Negra Tomasa en Los Indianos. Y la Negra Tomasa ya es un personaje inmortal de la fiesta.

Cómo llegó la Negra Tomasa a la narrativa canaria

Los Indianos 2014 © Caminos de Fiesta
Los Indianos 2014 © Caminos de Fiesta

Una conversación con Luis León Barreto sobre «Carnaval de Indianos».

Por Antonio Arroyo Silva

Luis Leon Barreto
Luis Leon Barreto

Hace unos ocho años, cuando era feliz y casi indocumentado como ahora, pensar que iba a hacerle una entrevista a Luis León Barreto era del todo descartable. Descartable no por la falta de atrevimiento, ni por simple timidez; sino porque hasta entonces y desde los tiempos inmemoriales de aquella acertada publicación semanal llamada El Puntal y tras su efímera vida, seguía religiosamente aquella columna del periódico La Provincia de cuyo nombre no me acuerdo y en mi desmemoria rebauticé «Luis León Barreto». Dicho sea de paso, sólo abría el mencionado periódico para leer sus opiniones a veces punzantes, a veces tiernas o llenas del amor y desamor de la vida. En resumen, Luis era para mí — y lo es— la cumbre del periodismo de estas ínsulas. También de la narrativa, por supuesto. Yo veía a nuestro autor como un periodista mestizo de literatura y esa honestidad que necesita todo articulista para informar. Y por otra parte, al gran novelista que no caía en los vicios y costumbres del oficio del tabloide. Un lenguaje muy cuidado que me llegaba hasta la tráquea de la sensibilidad y me dejaba respirar y ver mundos.  Y aún sigue causándome ese efecto.

Es pertinente hablar aquí de cómo leí su novela Las Espiritista de Telde. En los primeros años de este mi largo exilio voluntario en la isla de Gran Canaria, mi madre, que venía desde La Palma a pasarse unas temporadas con nosotros, me trajo esa novela que yo mismo había comprado tiempo ha en La Laguna y que ya había leído; pero ella me habló con tanto entusiasmo tras su lectura atenta y crítica, que yo  volví a leer a «ese chico que escribe tan bien —así decía ella—de Los Llanos».

No voy a hacer aquí una reseña de toda tu obra, Luis, pero sí destacar el hecho de una mujer que me abrió los ojos hacia tu literatura. Una madre que vino de la Isla con tu palabra y que ahora forman parte (isla, madre y palabra) de mi lar del sueño, que por algo tiene forma de corazón. Sabes bien que, en cuanto a escritura, a este palmero le sobran los sentimentalismos, porque  no conducen siquiera a los senderos que se bifurcan que cantaba Borges; pero es necesario que tú sepas este hecho tan curioso como entrañable.

Y hablando de La Palma, yo que también soy un palmero de ida y apenas vuelta, pero que cuando vuelve se trae el terruño en una cajita de cartón junto al Príncipe Alberto y las rapaduras…es hora de hablar de los indianos. No sabes la alegría y emoción que me produjo tu última novela: mi infancia ya no en cajitas de cartón sino en palabras, en palabras-llave-que-abren-cerrojos-y-proyectan-vida. Sin embargo, como Pessoa decía que el poeta es un fingidor que finge tan profundamente que hasta finge que es dolor el dolor que en verdad siente, no quería caer en el discurso emotivamente inocuo, ni en la dicción académicamente ladrillil sino llegar a una tierra de nadie y de todos. Por eso he optado por atreverme—ya era hora— a hacerte estas preguntas.

Carnaval Indianos 2 parte

-¿Es realmente Carnaval de Indianos una novela sobre el carnaval de La Palma o es el carnaval el hilo conductor que nos va introduciendo en esa memoria palmera colectiva?

-El carnaval es el hilo conductor en esta novela-río, el carnaval no es un fin en sí mismo sino que actúa como la excusa para indagar en el paisaje físico y humano de la isla. Claro que también quería resaltar que el lunes de carnaval en Santa Cruz de La Palma conserva el espíritu más genuino: la chanza, la anarquía vital, el ron, el romper los papeles tradicionales de la sociedad palmera, que es tan tradicional en todo. El carnaval es un espejo donde se mira la isla, y es un referente de la emigración hacia Cuba.

-Desde el punto de vista de la crítica literaria, se entiende por influencia el seguir al maestro que de muchas maneras ha enseñado a su discípulo a plasmar esa aprehensión del mundo. Consecuencia sería el siguiente paso, según argumenta Jorge Rodríguez Padrón: un escalón propio de la madurez del escritor que supondría ir más allá del, digamos, maestro, solo por lógica evolución de la escritura. Tú mismo has manifestado que en tu novela hay una influencia de John Dos Passos. Por mi parte aprecio que tus personajes no están analizados de forma superficial como en Manhattan Transfer del citado novelista norteamericano, sino que todos confluyen en un hecho concreto, en una celebración de la vida que supone la fiesta de los Indianos, nada de pesimismo existencial, sino vitalismo. Entonces, ¿influencia o consecuencia? ¿Hasta qué punto llega esa consecuencia a tu narrativa?

-El modelo de la novela-río es muy antiguo. Para este libro me pareció que es la estrategia que mejor funciona: quería describir la Calle O’Daly y la gente que ese día la anima. En la novela hay contraluces, como en la vida misma, pero en realidad lo que pretendía es resaltar el aspecto lúdico y anárquico de la celebración, la alegría de la multitud, el vitalismo. La novela la escribí en estos años de dura crisis, y en momentos así también conviene resaltar aquel viejo lema de los clásicos: Carpe Diem, disfruta el momento. Por otro lado, siento admiración por la novela norteamericana, tan dinámica y totalizadora. Creo que Manhattan Transfer fue una lectura mía de los 20 años. Influencia y consecuencia, pienso.

-Y hablando de consecuencias, ¿qué supone para ti la narrativa cubana, especialmente la de Alejo Carpentier? ¿Definirías tu novela como barroca?

-Alejo Carpentier tiene una prosa excelsa, por ello fue el primer Premio Cervantes. Cuando salió Las espiritistas de Telde en el periódico El País se dijo que era una mezcla de Polanski y de Carpentier. Sí, me seduce mucho la obra de Carpentier por su musicalidad, por su investigación lingüística, etnográfica, por su elogio de la idiosincrasia. Ciertamente en mi novelística ha estado presente el sentimiento barroco, creo que los canarios también somos barrocos, pero barrocos no expansivos como los latinoamericanos sino que lo somos con ocultación, hacia dentro. Con un lenguaje lleno de arcaísmos, de voces americanas, de portuguesismos. De cualquier modo, ahora soy menos barroco que cuando empecé a escribir.

-Todos los que somos de La Palma tenemos en nuestros recuerdos algún pasaje relacionado con los Indianos y especialmente con Sosó o la Negra Tomasa. Desde mi punto de vista, has unido muchos recuerdos y el conjunto de los mismos forma una parte de la conciencia colectiva de los palmeros. ¿Es tu novela un intento de rescatar dicha conciencia y dársela de nuevo a los jóvenes actuales ya que es notorio que esos valores se están perdiendo, como tú mismo manifiestas en tus artículos periodísticos?

-Sí, he querido hacer un elogio a la isla, a su paisaje, a su paisanaje. Y en cierto modo he querido rescatar una parte de la historia, de la cultura, de las leyendas, del pasado rural, del patrimonio. De la conciencia, de la identidad, en definitiva. Pues claro que esos valores se están perdiendo ya que en la era del whatsapp todo es rápido, efímero, con tendencia a la insustancialidad. La vida actual es una pasarela muy veloz.

-Por la novela pasan cientos de personajes reales que mucho tienen que ver con el entorno cultural y social donde tú te mueves. Estos personajes pasan como los otros de aquella gran película de Amenábar. Después, hay otros personajes entre la leyenda y el recuerdo que mucho tienen que ver con la historia de nuestra isla y, por último, está Moneyba y su grupo, Lino y algunos más que representan el futuro más o menos lejano que supone el momento presente de los anteriores. ¿Qué intención novelística tienen los primeros que te nombro? ¿Son más reales los personajes que tú elevas a la categoría de legendarios?

-Hay mucha realidad en este libro, pero también hay importante porcentaje de ficción, como no podía ser menos. Entre la leyenda y el recuerdo pululan personajes del pasado, además está el corro de chicas que salen a divertirse, y la gente digamos corriente. Los personajes digamos legendarios yo los veo muy reales, me interesan en la que medida en que configuran el pequeño Macondo que es La Palma. También quería hacer una celebración con amigos y conocidos, la gente que se pasea con ganas por la Calle Real: escritores, pintores, profesores, empresarios, hasta políticos que van y vienen.

-Respecto a los anteriores, por ejemplo don Orencio Kábana ¿hasta qué punto se cumple en la idiosincrasia palmera aquella característica de la narrativa hispanoamericana tan cacareada por los críticos que habla de civilización y barbarie que ya preconizaba el argentino Domingo Faustino Sarmiento en el siglo XIX durante su exilio chileno?

-Sí, La Palma padece una esquizofrenia bastante curiosa. Un espacio pequeño, de orografía potente, con tales dosis de caciquismo y, paradójicamente, de pensamiento avanzado. Ese cacique del norte que vivía con cuatro mujeres en su casa y la autoridad lo respetaba porque daba trabajo a muchos, y tenía buenas ideas para colectivizar cosas. Por otra parte, la llegada de la imprenta dio lugar a una gran floración periodística: publicaciones gremiales, anarquistas, masónicas, católicas, conservadoras, republicanas. En un territorio tan asediado hubo siempre un pensamiento de avance. La masonería tuvo una notable importancia, pues hubo logias muy activas y efervescentes, que dejaron huella en muchas facetas, incluso en parte del clero. Luego vino la terrible represión de la guerra civil, en la explanada del convento de San Francisco fueron quemados libros y documentos de la masonería, allí congregaron a muchos detenidos, de allí sacaban a algunos,  hubo docenas de desaparecidos cuyos restos se están buscando todavía. Este tema despierta todavía miedos atávicos en la población.

-Nuestro amigo senegalés recientemente fallecido Amadou Ndoye en una ocasión dijo que el surrealismo estaba en el folklore wolofí y el mismo Bréton manifestó, cuando llegó a Tenerife, que nuestras islas son surrealistas. Conclusión, cada pueblo tiene su propia apreciación mágica y surreal del entorno. ¿Hasta qué punto percibes la nuestra, la canaria, como un producto mestizo o síntesis de lo africano y lo hispanoamericano, aparte de otros superestratos que tú mencionas en tu novela? Y, teniendo en cuenta esta cuestión, ¿cómo definirías el Realismo en la novela actual?

-Claro que la apreciación mágica de Canarias podría intentar definirse como una síntesis de lo africano y lo latinoamericano, en particular de lo caribeño, sin descuidar obviamente los ancestros. El realismo en la novela actual es un gran cajón de sastre: filosofía y poesía, ensayo, drama. Y la novela sigue siendo un género vital y abarcador en el que cabe casi todo. Por eso gente realista como Houellebecq escribe de esa manera tan desinhibida, porque a lo que aspira es a provocar.

-Tras la lectura atenta de Carnaval de Indianos, percibo una cosmovisión singular que supone una evolución de tu narrativa, ¿qué proyectos tienes respecto a esta novela? ¿Da La Palma para escribir muchas novelas made in León Barreto?

-Siempre se dice aquello de que los elefantes, cuando se les aproxima la edad de la muerte, regresan al lugar en que han nacido. Es importante recuperar las raíces, sí. Cuando estoy allí La Palma me inspira, me surgen ideas. Estoy contento: la gente empieza a entender el mensaje de Carnaval de Indianos, que ha pretendido ser una novela de la isla.

-Y para terminar, ¿cómo ves el panorama social y cultural de La Palma ahora mismo? ¿Se podría llegar de nuevo a esa época dorada de antaño?

-El panorama sociocultural no es el mejor posible, a los políticos la cultura con mayúscula suele interesarles poco aunque evidentemente ha habido y hay excepciones que confirman la regla. Pero sí que advierto gente joven trabajando con ganas en literatura, en teatro, en cine, en música, en artes plásticas, hay una cierta ebullición, particularmente visible en Santa Cruz de La Palma. Cierto que hay una especie de adormidera general, y menos mal que el Teatro Circo de Marte sigue habilitando muchas cosas. Una pena que en el valle de Aridane no exista apenas ocio cultural, a pesar de ser una comarca tan poblada. Se mantiene una especie de letargo pero, existiendo esa materia prima de los creadores, que sí se hacen visibles con frecuencia, es de esperar que en los próximos años la situación mejore. Hay que constatar la presencia de núcleos de creadores extranjeros, particularmente alemanes, que de vez en cuando nos sorprenden con sus exposiciones de pintura, su fotografía, sus bandas de jazz, su artesanía basada en elementos de la isla. De tanto mestizaje con miles de extranjeros residentes en la isla hay que esperar, sí, un renacimiento.

AntonioArroyoSilvaAntonio Arroyo Silva
esquinaparadise.blogspot.com.es

Este lunes vuelve la novela 'Carnaval de Indianos' (2ª Edición)

Este lunes vuelve la novela 'Carnaval de Indianos' (2ª Edición).
Este lunes vuelve la novela ‘Carnaval de Indianos’ (2ª Edición).

27 de febrero de 2014.

Este lunes vuelve la novela ‘Carnaval de Indianos’ (2ª Edición).

Una nueva edición de la novela Carnaval de Indianos será firmada por el autor, el palmero Luis León Barreto, este lunes día 3. Este primer libro sobre nuestro carnaval estará disponible en el atrio del ayuntamiento a partir de las 10 de la mañana, coincidiendo con la Parodia del Recibimiento en la que intervienen Pilar Rey y Antonio Abdo.

Esta novela ya fue presentado el año pasado en la Casa Salazar y el Casino Aridane. En su presentación de Santa Cruz de La Palma contó con la presencia del alcalde de entonces, Sergio Matos, y de Sosó, la Negra Tomasa, así como de Pilar Rey y Antonio Abdo, entrañables amigos del autor.

Como dice Celia Cruz, no hay que llorar que la vida es un carnaval y las penas se van cantando. La joven Moneyba Castro se aplica este propósito y, a pesar de sus problemas, no va a perderse la fiesta. Ella se convierte en el hilo conductor de las muchas historias que figuran en este libro, serio y divertido a la vez, pues en esta parodia actúan muy variados personajes, guiados todos por la Negra Tomasa.

Luis León Barreto
Luis León Barreto

Santa Cruz de La Palma, la pequeña ciudad, conserva el rango aristocrático de su casco histórico, el arte de Flandes, el prestigio de su puerto. La emigración impregna la isla y es el punto de arranque del mágico día de los Indianos, una catarsis en la que entran la sátira y la burla, la risa y la alegría, las luces y las sombra de nuestros emigrantes, que no siempre trajeron riquezas pero sí trajeron costumbres, palabras, canciones, formas de ver la vida entre Cuba y Canarias.

Luis León Barreto, miembro de la Generación del 70, es autor de casi 30 libros, en su mayoría novelas y libros de relatos. Él confiesa que la novela está yendo muy bien en La Palma y Tenerife, donde ha sido incorporada por varios clubs de lectura.