"Más y Mejores Indianos" – Crónica de una fiesta anunciada

Más y Mejores Indianos.

Este año Santa Cruz de La Palma se llenó de miles de indianos como de costumbre, cubriendo de blanco todos los rincones de la capital, podemos decir que «Más y mejores Indianos». Con más 70.000 personas según fuentes oficiales, superando ediciones anteriores.

La gran marea de INDIANOS a diferencia de otros años apareció desde las primeras horas de la mañana llenando nuestras calles de ritmo cubano y parodia, con Indianos más elegantes que nunca y en medio de todos ellos, nosotros. A las 12 del mediodía la plaza de España y aledaños se convirtieron en un gran escenario, donde todos disfrutamos de la música de varios grupos y como no, de la singular Negra Tomasa.

Llegó el momento de realizar una parada técnica para reponer fuerzas, que menos que un rico potaje de trigo, acompañado de una sabrosa carne en salsa, sin faltar un buen vaso de vino, bueno, o dos.

A las 17:00 horas se procedió al reparto tradicional de polvos y al pistoletazo de salida del desfile de Indianos, que este año llenó no solo la calle O’Daly y Anselmo Pérez de Brito, sino todas las calles paralelas, así como la Avda. Marítima, como dice la canción: «NO HAY CAMA PA’ TANTA GENTE».

La temida lluvia no hizo acto de presencia y nuestros indianos fueron unos de los más soleados y agradables desde hace años.

La tranquilidad, el respeto, la diversión y el alma de cuba, estas son las palabras que pueden definir a los INDIANOS 2011.

Galería de fotos de INDIANOS 2011

Galería de fotos de INDIANOS 2011.

Esta es la primera entrega de fotos de nuestros Indianos 2011, estamos preparando nuevas galerías de fotos ….

Fotos de La Espera (regreso de los Indianos) en la plaza de España de Santa Cruz de La Palma para recibir a los viejos amigos, vecinos y familiares que marcharon a América en busca de fortuna, alborotando la ciudad con sus ritmos cubanos.

Momentos del Desfile de los Indianos desde la avenida de Los Indianos hasta la plaza de la Alameda.
































 

Los Indianos “con humor, sabor cubano, diversión y respeto a las tradiciones”

El alcalde de Santa Cruz de La Palma invita a disfrutar de Los Indianos “con humor, sabor cubano, diversión y respeto a las tradiciones”

Santa Cruz de La Palma se prepara para recibir miles de visitantes y toneladas de polvos de talco.

El alcalde de Santa Cruz de La Palma, Juan Ramón Felipe, ha emitido el tradicional Bando del Día del Desembarco de los Indianos, jornada grande del Carnaval palmero, que por su singularidad constituye un referente único en el Carnaval de Canarias.

“Ya se oyen desde el muelle a la Alameda los murmullos de sones, de guarachas y guajiras, ya se siente la alegría por el desembarco de los isleños que hicieron las Américas, llega el día más esperado por propios y ajenos del Carnaval palmero”, comienza el Bando del alcalde capitalino, quien invita a disfrutar de este día “con civismo, conciliando la alegría con el orden, las tradiciones con el bullicio y el ritmo de los bailes con el respeto al vecino”.

“De la buena disposición del pueblo palmero, tan irónico como alegre”, continúa el escrito, “se espera que en el devenir de las fiestas no falte el humor, la abierta diversión, el sabor cubano y el respeto a las tradiciones”.

Los actos programados por el ayuntamiento de Santa Cruz de La Palma para este día se inician con La Espera, a partir de las 10:00 horas, en la que se contará con las actuaciones musicales en la plaza de España de los grupos Pimienta y Ají y Cuarto Son. A las 12:00 horas tendrá lugar el recibimiento oficial de la Negra Tomasa acompañada por la Academia de Instrumentos Musicales de CajaCanarias, con el baile de la conga.

Asimismo, de las 10:00 a las 14:00 horas, en la plaza de La Alameda, actuación musical amenizada por la Orquesta Ritmo, continuando hasta las 18:00 horas, con la participación de Tinguaro A.K.A Mensey Live, artista canario afincado en Barcelona. A partir de las 16:30 horas tendrá lugar el habitual reparto de polvos (el ayuntamiento tiene previsto repartir más de cinco mil botes) y comienzo del gran desfile de los Indianos, hasta la plaza de La Alameda, donde tendrá lugar la “verbena del desembarco”, culminando con la “Gran Verbena”, en el Recinto del Carnaval, a cargo de las orquestas Arena Caliente, Salsaludando e Irosan.

Siendo este día “una exageración caricaturesca de la figura del isleño de éxito que retorna a su isla natal”, el Bando capitalino insiste un año más en la conveniencia de vestir la indumentaria tradicional cubana: el hombre, con guayabera y pantalón de un impoluto blanco o bien traje de lino, con sombrero panameño; la mujer con faldas largas blancas de volantes, blusas de gasa o seda con encajes, tocados de flores o pamelas, sombrillas de encaje y enjoyadas con grandes pulseras, anillos y collares de oro. Asimismo se hace un llamamiento a conservar las tradicionales parradas musicales y su instrumentación habitual de guitarras, marimbas, tumbadoras, maracas, etc., por ser estos ritmos “un sello de identidad de estas fiestas”.

Respecto a los característicos polvos de talco, “elemento blanco que invade y riega la fiesta de alegría, que hace sonreír a quien los echa y huir a quien los recibe”, se invita a “utilizarlos con picardía pero también con precaución”. Asimismo se pide cautela en la utilización de cañones de polvos de talco, quedando prohibido el uso de sulfatadores y similares para su dispersión.

Por último, por cuestiones de seguridad se prohíbe el paso y la circulación decualquier vehículo a motor, de carrozas o vehículos engalanados con motor, por las calles en las que se desarrolla el desfile: Avenida de los Indianos, O’Daly, Anselmo Pérez de Brito y Álvarez de Abreu.

La leyenda del barco con harina estropeada

La leyenda del barco con harina estropeada.

El origen universal de los empolvados palmeros.
 

Contradecir mitos y leyendas es tarea difícil y costosa. No obstante, continuamos en el empeño de desmitificar, con argumentos documentados, esa leyenda repetida erróneamente de la arribada de un barco con harina en mal estado a Santa Cruz de La Palma y su posterior utilización en el Carnaval a modo de empolvados o «enjarinados». Esta versión no está documentada y no la damos por cierta, aunque la tradición, algunos autores, sin citar fuentes, así lo recojan y otros «corten y peguen», continuando así la cadena de despropósitos. Los escritores que hacen referencia a este hecho se esconden con el consabido «al parecer», «según cuentan», «es opinión generalizada»; pero ninguno ha logrado corroborarlo documentalmente.

Justificación documental

En cualquier lugar de La Palma, por los días de Carnaval, en las parrandas de los que «corren la fiesta» en verbenas y bodegas, los polvos de talco y la música han estado presentes siempre. Unos y otros, hombres y mujeres, niños y adultos, se envuelven en el juego de arrojarse polvos de talco. Auténticas batallas incruentas y blancas de miles de kilos de oloroso polvo de talco inunda los rincones de la Isla. La vieja costumbre la encontramos hoy en los programas oficiales de los festejos en los municipios de Santa Cruz de La Palma (Desembarco de los indianos y la batalla de polvos de talco) y en Los Llanos de Aridane (La Gran Polvacera).

Para un estudio serio de esta costumbre hay que remontarse a muchos siglos atrás. Es sorprendente encontrarlos detrás de plumas de reconocidos literatos y los relatos de los cronistas que acompañaban los traslados de la Corte, con el rey al frente, por la geografía hispana. Arrojar salvados, polvos y harinas se halla en los más antiguos ritos del Carnaval universal. El catedrático de Historia de la Universidad de Valencia José Deleito y Piñuela, en su libro También se divierte el pueblo (recuerdos de hace tres siglos) (1944), anota que este motivo tiene su origen en «la boda de Don Carnal con Doña Cuaresma, con arreglo a un rito burlesco y remoto, que inmortalizó en el siglo XIV el arcipreste de Hita. Don Carnaval moría de susto al ver tan fea a Doña Cuaresma. Durante ese festejo, las mujeres de baja estofa se embadurnaban con polvos el rostro y apedreaban a los hombres, entre algazaras y risas, con cáscaras de naranjas rellenas de mosto, grasa, salvado y otras sustancias pringosas». Recordemos que Juan Ruiz, el famoso Arcipreste de Hita, vivió entre 1284 a 1351. Incluye José Deleito un fragmento del Romance a los que tiran naranjas y salvado del Cancionero de los Nocturnos, que dice:

«[…] Las fregonas
mojan primero las caras,
y después las echan polvos
como a billetes escritos».

Una crónica de viajes aporta, sin lugar a dudas, una observa­ción concreta y de gran valor etnográfico sobre arrojar harina en los días de Carnaval. El flamenco Henrique Cock, notario apostólico y archivero de la guardia del cuerpo real, en su libro Relaciones del viaje hecho por Felipe II en 1585, á Zaragoza, Barcelona y Valencia, hablando de las manifestaciones de los días de Carnes­tolen­das, dice: «La gente baxa, criados y moças de servicio, echan manojos de harina unos á otros en la cara cuando pasan, ó masas de nieve, si ha caido, ó naranjas en Andalucía mayormente donde hay cuantidad dellas»; el mismo autor afirma que era una costumbre generali­zada en toda España, además de las máscaras, y tirar huevos «llenos de agua de olores donde ven doncellas en las ventanas».

Según estas interesantes referencias bibliográficas, desde al menos los siglos XIV, XV y XVI ya hay constancia, dentro de las manifesta­ciones del Carnaval, de que las clases sociales más populares se empolvasen. La costumbre palmera bien puedo ser introducida por los primeros colonos en los años iníciales de la incorporación de La Palma a la Corona de Castilla en 1493.

La universalidad del rito de enharinarse en Carnaval lo recoge Gaspar Lucas Hidalgo (1560-1619) en su libro, incluido en los índices expurgatorios de la Inquisición, Diálogo de apacible entretenimien­to, que contiene unas Carnestolendas de Castilla; dividido en las tres noches del domingo, lunes y martes de antruejo (Barcelona, 1605):

«Qué de gritos por las calles,
qué de burlas, qué de tretas,
qué de harina por el rostro«.

En 1799 se promulga una norma prohibitiva para todo el reino de España: «Ninguna persona osada de tirar en las calles, sitio público de plazas, paseos ni otros sitios, huevos con agua, harina, lodo ni otras cosas con que se pueda incomodar a las gentes y manchar los vestidos y las ropas, ni echar agua clara ni sucia en los balcones, y ventanas e con jarras, xeringas, ni otros instrumentos, si se da con pellejos, vejigas ni otras cosas».

Los empolvados en las islas Canarias

Como vemos, dentro de los más antiguos ritos del Carnaval universal, se encuentra arrojarse cenizas, harinas y talcos en medio de alocados juegos. Esa costumbre llega a Canarias y el ilustrado tinerfeño José Viera y Clavijo (1731-1813), en su poema Los meses, nos cuenta:

«Todos son juegos, chanzas, diversiones.
Ya arrojan al cabello limpios talcos
ya al pulcro rostro harina y almidones
ya la agragea a la pulida espalda».

Otro tinerfeño, Lope Antonio de la Guerra, recoge también la manifestación de los talcos entre los estudiantes de Tenerife en sus Memorias (1760): «por vísperas de Carnesto­lendas se quita el Estudio: para esto se llevaba prevensión de coloción i huevos de Talco con los que se arrojaban al Precep­tor cuando entraba en la clase, i alguna ocasión aconteció dárle con los huevos algunos golpes fuertes en la corona».

Entre 1825 y 1830, se estableció en las Islas Francis Coleman Mac-Gregor (1783-1876), donde desempeñó el cargo de cónsul británico en Tenerife. En su libro Las Islas Canarias. Según se estado actual y con especial referencia a la topografía, industria, comercio y costumbres describe al detalle los días de Carnaval, que por esos años empezaban con mascaradas el domingo antes de Navidad, por la noche. Hace referencia a la costumbre de empolvarse en Tenerife y cuando «Los jóvenes, a pie y a caballo, recorren en tropel las calles y empolvan a los que encuentran a su paso con polvos de tocador o, incluso, añil, sin consideración de ningún tipo a la clase social o a la edad. Cuando se pasa bajo las ventanas de muchachas jóvenes, ya están dispuestas para envolver a sus conocidos en una nube de polvo procedente de sus borlas y para rociarlos con agua de colonia». Continúa el relato con la respuesta y enfrentamiento de los «dos bandos», donde los transeúntes no dudan en escalar las ventanas con escaleras: «Y allí se desata una guerra con las muchachas, a las que su madre trata de encubrir sin poder lograrlo. Se pintarrajean las caras unos a otros y se hacen muchas travesuras divertidas. Más tarde «se ríen a carcajadas; después, las muchachas se miran una tras otra en el espejo y sería una vergüenza si la casa no hubiera quedado totalmente desordenada». Cotidiano, aceptado y popular, se desprende de las observaciones Mac-Gregor las viejas costumbres del Carnaval canario de los juegos con polvos de tocador.

Los empolvados continúan en el siglo XIX entre las clases sociales más populares de las Islas, que resisten estoicamente las críticas de los ilustrados de la época, quienes manifestaron siempre su total rechazo. El periódico tinerfeño La Aurora (12 de marzo de 1848), en un artículo titulado Escenas carnavalescas, concluye: «En nuestras islas no hay costumbres peculiares sobre este punto, á no tenerse por tales la de anharinar ó chafarrinarse la cara». Es decir, los ilustrados y cultos cronistas de esta revista de literatura y artes no admiten reconocer como costumbre propia del Carnaval de las Islas que los campesinos y labradores se enhari­nasen o chafarrinasen la cara.

Sin embargo (y por suerte), la vieja costumbre estaba fuertemente arraigada en el pueblo llano. El viajero y clérigo anglicano Thomas Debary, que visitó Canarias en 1848, publicó un libro titulado Notas de una residen­cia en las islas canarias, ilustrativa del estado de la religión en ese país, en la que describe el Carnaval que se vivía en Tenerife: «Encontra­mos que nuestros guías se habían entregado a las bufonadas del Carnaval, pues cuando los llamamos aparecie­ron ante nosotros con las caras blanqueadas con harina -esta y lanzarse ollas rotas a la cabeza era la diversión favorita del momento». Continúa su viaje por la isla y en el valle de La Orotava vuelve a encontrar las parrandas carnava­leras con las bromas de la harina: «Donde­quie­ra que llegamos, los campesinos estaban corriendo por los campos con sus manos llenas de harina, lanzándola sobre cualquier persona que pasara».

La primera noticia que conocemos del empleo de polvos en el Carnaval de Santa Cruz de La Palma data del lejano año de 1867. El periódico grancanario El Ómnibus (30 de marzo) recoge en una crónica: «Todos los juegos se reducen á tirar a las ventanas huevos llenos de harina ó polvos de olor (especie de bombardeo); entrar a las casas a empolvar y bailar«.

Aún con todas estas referencias históricas lo cierto es que la isla de La Palma ha sido la única que ha conservado profundamente la ancestral costumbre de los polvos de talco del Carnaval y hoy se ha convertido en un signo de identidad propia.

Conclusión

Esa leyenda repetida erróneamente de la arribada de un barco con harina en mal estado a Santa Cruz de La Palma y posterior utilización en el Carnaval no está documentada y no la damos por cierta. Hemos visto que la costumbre de los «enharinados» era generalizada desde tiempos remotos en el Carnaval universal, en el canario y por supuesto en el palmero. Los ejemplos citados valen para contradecir rotundamente la leyenda del barco cargado de «harina estropeada o en mal estado«. Dicho con sorna, pícara y carnavalera: ¿No nos parece muchos barcos, anualmente y durante siglos, desembarcando «harina estropeada» en los puertos canarios y peninsulares?

La costumbre de los empolvados del Carnaval continuó en La Palma resistiendo las reprehensiones de los diferentes organismos. Las autoridades tomaban decisiones drásticas. Los empolvados y las harinas eran molestos y se pretendía su erradicación. El periódico El tiempo (Santa Cruz de La Palma, 26 de enero de 1928) publicó una nota de la alcaldía de la capital que especificaba: «Relacionado con la prohibición hecha por el Sr. Delegado, de arrojar polvos y harinas durante las fiestas de carnaval, antigua costumbre que no está en consonancia con la cultura de esta ciudad, el señor Pérez González nos ha manifestado que está dispuesto a castigar con dureza y energía cualquier intento de desobediencia de esta prohibición, para lo que ha pasado las órdenes oportunas a la Guardia Municipal y a la Guardia Civil».

Sea como fuere, el pueblo palmero defendió sus viejos usos y costumbres que hoy se han convertido en uno de sus más altos valores antropológicos y culturales. Ayer y hoy los empolvados del carnaval inundan toda la geografía palmero, especialmente en Santa Cruz de La Palma y Los Llanos de Aridane.

María Victoria Hernández Pérez (Cronista Oficial de Los Llanos de Aridane)

Binter repartirá 5.000 botes de polvos de talco además de numerosos obsequios

Por tercer año consecutivo, BinterCanarias estará muy cerca de los palmeros durante la Fiesta de los Indianos y repartirá 5.000 botes de polvos de talco entre los asistentes, además de numerosos obsequios. Se trata de un amplio despliegue con el que la aerolínea pretende contribuir al disfrute de una de las celebraciones más populares del Archipiélago.

Este año, la implicación de BinterCanarias con la fiesta palmera se hará también a través de Internet, mediante la celebración de un concurso. Los más de 23.000 seguidores con los que la aerolínea cuenta en Facebook sólo tendrán que aportar una foto de los Indianos a una aplicación creada para la ocasión, para entrar en el sorteo de 5 billetes interinsulares. La participación será posible del 1 al 14 de marzo.

También se regalarán pasajes, en este caso de forma presencial, durante la recepción de los embajadores, el día 5. BinterCanarias premiará con un billete interinsular a la mejor presentación y al mejor disfraz.

Como cada año, BinterCanarias ha reforzado las conexiones con La Palma para facilitar la afluencia a la cita carnavalera. El incremento de la capacidad de pasajeros se ha realizado mediante el aumento de frecuencias durante los días de mayor demanda de traslados, el viernes y el sábado 4 y 5 de marzo, para la ida, y el martes 8, para el regreso. En total han sido 2.880 las plazas adicionales ofertadas, entre vuelos de ida y vuelta. (Ver publicación relacionada)

Indianos.info

Los Indianos y el Carnaval

El Lunes de Carnaval en Santa Cruz de La Palma, una cruzada de polvos de talco recibe a los indianos que regresan de «hacer las Américas», portando jaulas con loros, baúles, gigantescos cigarros puros, esclavos negros, leontinas y espejuelos, mientras la música caribeña se dilata.

Ya arrojan al cabello limpios talcos

ya al pulcro rostro harina y almidones

José Viera y Clavijo (1731-1813)

Indianos foto Cesar Borja

«¡Cinco años… y una fortuna». Grito, lema y reclamo. Nacía la ilusión, sin medir el esfuerzo que costara. Era la única salida para buscar posesiones y hacienda. En el muelle de Santa Cruz de La Palma o en el pequeño embarcadero de Juan Adalid y en los porís de toda la costa perimetral de La Palma, se apresuraban a embarcar varones jóvenes y familias enteras en la busca de riqueza hacia la otra orilla atlántica. Se conocen como indianos a los emigrantes con fortuna que regresaban a su tierra de origen haciendo ostenta­ción de la misma. Era la época en que los grandes veleros surcaban el Atlántico haciendo la «carrera de Indias». Tiempos de sueños, de esplendor y de dineros, enfrentados a la decadencia de una España que veía desmembrado su imperio de ultramar.

Otros, los que ni tan siquiera tenían para pagar el pasaje en los veleros La Verdad, Nueva Engracia o la Ninfa de los Mares, se quedaron en La Palma. Llegó el siglo xx y el océano lo cruzaron modernos vapores de la emigración de tristes recuerdos: elValbanera y el Príncipe de Asturias. Cinco años… y regresar a La Palma. Ese era el proyecto de miles de palmeros.

De allá llegaban noticias de tierras prósperas, fértiles y de abundantes mieses. El muelle de Santa Cruz de La Palma se veía concurrido de gentes cuando, a lo lejos, los vecinos descubren al «buque correo que trae la correspondencia, buque extranjero o buque de la Habana», al decir de Benigno Carballo Wangüemert (1826-1864).

En el discurrir cotidiano de la monumental ciudad renacentista, con calles empedradas, casonas de magnífica fachadas de piedra o mortero de cal, ventanas de celosía y magníficos balcones de tea y sinuosos callejones que llevaban a la vieja calle de la Marina, se identifica perfectamente el caminar del emigrante retornado por la vestimenta peculiar del indiano, tal y como recoge Isaac Viera (1858-1941): «Por las calles de la capital palmera discurren millares de forasteros, entre los que se ven a muchísimos indianos con el indispensable sombrero de Panamá, que han venido de Cuba».

El humor, la sátira y la parodia, de los que los palmeros tienen sobrados antecedentes, propiciaron el carnavalear con ello. Era la manera de sacar jugo a unos hechos y modos, idealizando al emigrante rico que retornaba a La Palma haciendo ostentación de su fortuna.

Los auténticos indianos decimonónicos y los de la parodia aportaron a la fiesta la vestimenta peculiar de América al estilo de las cálidas tierras del Caribe, sombreros de fina paja tejida, pantalón y chaquetas blancas o beige y gran cigarro puro; y ellas con blondas de colores pastel, encajes, pamelas con flores y sombrillas. Y es así, como los refleja en 1911 el palmero Juan Bautista Fierro Vandewalle (1841-1930) en una acuarela costumbrista titulada Llegada de los indianos. En ella se ve a una familia de emigrantes vestida a la usanza america­na, portando baúles y una jaula con un loro; en contrapo­sición, tres personajes palmeros ataviados con la tradicio­nal indumentaria de la Isla. No es de extrañar que, años después, esa imagen de los indianos ricos y ostentosos se parodiase en Carnaval.

Pero no sólo la indumentaria, sino también las expresiones, las hablas y los acentos, las danzas y los sones; recetas culinarias, incluso, se incorporan a la cultura palmera y conviven conjuntamente con las de la Isla. Valga como muestra que en 1927 se ofreciera en el café Santo Domingo de la capital insular: «Dulces del país de todas clases, jaleas y dulces variados de Cuba, frutas de California de todas clases en latas», según recoge un anuncio publicado en prensa. Todos esos saberes (vestimenta, música, danza y riqueza gastronómica) configuran la celebración festiva del Desembarco de los Indianos.

En cualquier lugar de La Palma por los días de Carnaval, en las parrandas de los que corren la fiesta en verbenas y bodegas, los polvos de talco y la música están presentes. Unos a otros, hombres a mujeres, niños a adultos, se envuelven en el juego de arrojarse polvos de talco. Auténticas batallas incruentas y blancas de miles de kilos de oloroso polvo de talco inunda los rincones de la Isla.

La universalidad y rito de enharinarse en Carnaval lo recoge Gaspar Lucas Hidalgo (1560-1619) en su libro, incluido en los índices expurgatorios de la Inquisición,  Diálogo de apacible entretenimien­to, que contiene unas Carnestolendas de Castilla; dividido en las tres noches del domingo, lunes y martes de antruejo (Barcelona, 1605):

Qué de gritos por las calles,

qué de burlas, qué de tretas,

qué de harina por el rostro.

Como vemos, dentro de los más antiguos ritos del Carnaval se encuentra el arrojarse cenizas, harinas y talcos en medio de alocados juegos. Esa costumbre llega a Canarias y el ilustrado tinerfeño José Viera y Clavijo (1731-1813), en su poema Los meses, nos cuenta:

Todos son juegos, chanzas, diversiones.

Ya arrojan al cabello limpios talcos

ya al pulcro rostro harina y almidones

ya la agragea a la pulida espalda.

En 1799 se promulga una norma prohibitiva para todo el reino: Ninguna persona osada de tirar en las calles, sitio público de plazas, paseos ni otros sitios, huevos con agua, harina, lodo ni otras cosas con que se pueda incomodar a las gentes y manchar los vestidos y las ropas, ni echar agua clara ni sucia en los balcones, y ventanas  e con jarras, xeringas, ni otros instrumentos, si se da con pellejos, vejigas ni otras cosas.

Las costumbres de los empolvados del Carnaval continuaron en La Palma, resistiendo las reprehensiones de los diferentes organismos. Las autoridades tomaban decisiones drásticas. Los empolvados y las harinas eran molestos y se pretendía erradicarlos. El periódico El tiempo (Santa Cruz de La Palma, 26 de enero de 1928) publicó una nota de la alcaldía de la capital en la que se especificaba:

Relacionado con la prohibición hecha por el Sr. Delegado, de arrojar polvos y harinas durante las fiestas de carnaval, antigua costumbre que no está en consonancia con la cultura de esta ciudad, el señor Pérez González nos ha manifestado que está dispuesto a castigar con dureza y energía cualquier intento de desobediencia de esta prohibición, para lo que ha pasado las órdenes oportunas a la Guardia Municipal y a la Guardia Civil.

Sea como fuere, el pueblo defendió sus viejos usos y costumbres que hoy se han convertido en uno de sus más altos valores antropológicos y culturales.

El Lunes de Carnaval en Santa Cruz de La Palma, una cruzada de polvos de talco recibe a los indianos que regresan de «hacer las Américas», portando jaulas con loros, baúles, gigantescos cigarros puros, esclavos negros, leontinas y espejuelos, mientras la música caribeña se dilata. Es una fiesta cargada de imaginación, peculiar y sorpresiva cada año, que depende de la imaginación particular de los asistentes. Las monumenta­les calles Dionisio O»Daly y Anselmo Pérez de Brito soportan estoicamen­te toneladas de polvos, y tardarán días en volver a su estado original.

Para encontrar los orígenes de esta peculiar parodia de Santa Cruz de La Palma nos remontamos a los carnavales «de los monárquicos años veinte», del decir de José Díaz Duque (Diario de avisos, 12 de febrero de 1966), cuando «empezó a circular un enigmático rumor: la llegada de «La Poteca» al baile de «los ideales». […] La Poteca resultó ser un «desembarco de indianos», señores muy conocidos con sus esposas y sus hijos vestidos de isleños que regresaban de Cuba, al son del ritmo de allí».

La «sociedad» La Poteca fue célebre y «El alma de la misma era don Juan Henríquez, de un humor a toda prueba. En los carnavales era célebre su parranda», según Ermelando Martín Guerra (Diario de avisos, 19 de marzo de 1970). La familia de Henríquez Brito guarda un curioso documento-reglamento de La Poteca, «Sociedad Gastronómica Artística», de fecha 1 de enero de 1920 y con domicilio en la calle Pérez Volcán de Santa Cruz de La Palma. Documento cargado de ironía, guasón y buen humor carnavalero. La directiva estaba compuesta, en esa fecha, por Juan Henríquez Brito, Juan Bautista Fierro, Antonino Pestana Rodríguez, Luis Wandewalle Álvarez, Miguel Valcárcel Pinto, Manuel Wandewalle Pinto, Federico Salazar Hernández, Joaquín Poggio Álvarez, José Fierro Hernández y Félix Poggio Álvarez.

En un principio, los polvos de talco estaban alejados de este cortejo decimonónico. La implantación oficial -entendiendo por tal ser asumida por el Ayuntamiento y no tener esta fecha por su origen fundacional- de la parodia del desembarco de los indianos se recupera en 1966. En los años ochenta del siglo xx se reimplanta anualmente en el programa del Ayuntamiento, laLlegada de los Indianos, a la que se unió, sin que nadie se lo propusiera, la vieja tradición de los polvos de talco. Pasado los años, Los Indianos se han convertido en el número más representativo del Carnaval de La Palma.

María Victoria Hernández Pérez

Hace 30 años, los indianos "empolvados"

El «saludo de los isleños»

Los polvos de talco han estado en el Carnaval palmero desde tiempos inmemoriales. En cualquier lugar de la Isla las gentes corrían la fiesta «empolvados» o «enjarinados». La implantación oficial -entendiendo por tal ser asumida por el Ayuntamiento y no tener esta fecha por su origen fundacional- de la parodia del Desembarco de los Indianos se recupera en 1966 en la programación de las llamadas entonces de forma eufemística «Fiestas de Invierno». En estos años, los polvos de talco estaban alejados de los pomposos ropajes de cáñamo y blondas del cortejo de la parodia de indianos retornados de Santa Cruz de La Palma. En 1961 se autorizan las Fiestas de Invierno en la provincia. Santa Cruz de La Palma las celebra y se incorporan diferentes y recordadas murgas y comparsas, sin olvidar las muy palmeras parodias.

Después de la recuperación del Carnaval, a partir de la Constitución de 1978, el pueblo fue revitalizando las recordadas parodias del viejo Carnaval. La llegada de la democracia propició su recuperación genuina, sin necesidad de que las autoridades recurriesen a bandos coactivos y sancionadores.

El Carnaval de 1979 fue el último celebrado antes de tomar posesión las nuevas corporaciones democráticas. El programa abarcaba: elección de la reina y sus damas; diversas actuaciones y participación de Los Brasileiros en la plaza de Santo Domingo; y desfile de «carrozas por nuestras calles, acompañadas de disfraces y coches engalanados». El dinero no daba para más. El Ayuntamiento colaboraba con 30.000 pesetas y la Caja Insular de Ahorros de La Palma con 35.000.

La nueva corporación municipal tomó posesión el 19 de abril de 1979. En la prensa consultada no figura la participación oficial del Ayuntamiento en el Carnaval de 1980, si bien conocemos el gasto de 75.000 pesetas para el concurso de disfraces. Posiblemente, la corporación municipal no se involucró directamente ante la proximidad de los festejos lustrales de la Bajada de la Virgen, aunque entendemos que el pueblo corrió la fiesta de manera espontánea. El Hotel San Miguel ofrecía del 16 al 19 de febrero «Grandes Bailes de Disfraces», con el grupo Hamagroup y Toni Landa. El estudio fotográfico Moreno recordaba en la prensa que el martes y domingo de piñata estaría abierto y «Recuerde sus fotos del carnaval 1980 en Foto Moreno».

En los años ochenta del siglo xx, se reimplanta anualmente en el programa del Ayuntamiento la Llegada de los Indianos, a la que se unió, sin que nadie se lo propusiera, la vieja tradición de los polvos de talco. En 1981, hace ahora 30 años, la comisión de fiestas capitalina, formada por miembros de la corporación municipal y un nutrido número de vecinos, redacta el programa de actos. Para el último sábado de febrero, una cabalgata desde La Alameda, pasando por Pérez de Brito, la avenida El Puente, finalizando con un «concierto en la Plaza de España a cargo de la banda de música de Oxford [bajo la dirección del profesor Atanasius] que hace escala técnica en La Palma». Para el domingo de Carnaval, festival en la plaza de Santo Domingo, con la participación de «murgas, rondallas, parrandas y demás agrupaciones, que a continuación divertirán a las gentes por las calles». Una crónica de Diario de avisos anuncia para el 15 de febrero: «La tradicional llegada de los indianos será el lunes a las cinco de la tarde, con recibimiento en la plazoleta del muelle».

Según algunos informantes, en 1981, los indianos fueron muy pocos, en torno a unas cien personas entre participante y atónitos espectadores. En años sucesivos, los indianos, envueltos en olorosos talcos, tomarían una fuerza inusitada que llegó a desbordar a los organizadores. El cartel anunciador, obra de Vicente Blanco, representaba a un payaso con aire caribeño, tocado con un lindo y adornado pajizo panameño y un tarro de polvos en la mano derecha. El lema es aún más esclarecedor: «Santa Cruz de la Palma, batalla de polvos, Carnaval 81».

En 1981 el grupo de gobierno del consistorio fue una coalición entre el PCE y PSOE. La alcaldía estaba presidida por Antonio Sanjuán (PCE) y la Comisión de Festejos por el socialista Basilio Galván. Este último nos ha manifestado: «Aquello empezó espontáneamente. El Club Náutico nos facilitó los locales, de la hoy avenida de Los Indianos, para el arranque de la cabalgata de indianos. La comisión de fiestas fue repartiendo los tarros de polvos por toda la calle. El primer año éramos muy pocos y al año siguiente se desbordaron todas las previsiones; se acabaron pronto las viandas que ofrecíamos y también los polvos. Nadie en concreto, que recuerde, propuso la unión de la parodia de los indianos y la batalla de polvos. Nació espontáneamente. Tanto el cortejo de indianos como los polvos ya estaban desde hacía muchos años en el Carnaval de Santa Cruz de La Palma, aunque cada uno por su lado. En 1981 se encargó un cartel a Vicente Blanco, en el que ya se hacía constar «batalla de polvos». Me gustaría poder hacer mención de todas y cada una de las personas que participaron en aquellos primeros años de la unión entre el recibimiento de los indianos y la batalla de polvos; recordarlos a todos sería imposible, pero sí estaba la familia Lugo, Galván, Daranas, el grupo caribeño Son Montuno, la Banda San Miguel y otros tantos».

Al mismo tiempo que se ultimaba el contenido al programa del Carnaval de 1981 tenía lugar el Golpe de Estado del 23 de febrero. En ese momento, la incertidumbre se apoderó de los organizadores. El 24 de febrero, Diario de avisos, como toda la prensa nacional y extranjera, abría a toda página con el titular «Fracasó el golpe de Estado». Curiosamente, en este mismo ejemplar del rotativo, se publicaba, en páginas interiores, el cartel del Carnaval de Santa Cruz de La Palma, impreso en Litografía Romero (Santa Cruz de Tenerife).

Todo pasó y se confirmó la democracia en España, y con ella el perseguido Carnaval. El hecho del 23 de febrero dio lugar a parodias espontáneas al conocido grito de Antonio Tejero, teniente coronel de la Guardia Civil, en el hemiciclo del Congreso de los Diputados («¡Todo el mundo al suelo…!»), y algunos indianos cambiaron el pajizo por el tricornio. El clásico sabio «punto» de los palmeros volvía a hacer parodia.

La llamada transición democrática en La Palma fue una época digna de un profundo análisis que abarque todos los campos sociales y económicos. Por suerte, los protagonistas directos del Carnaval, aunque en diferentes opciones políticas, se unieron para trabajar en cualquier cometido. Realmente les unía una profunda amistad. Era una época de ilusión y de mentes preclaras. Nos encontramos a Vicente Blanco, consejero de Cultura del Cabildo Insular por UCD y presidente insular de esta formación política, dibujando el cartel anunciador del Carnaval para la Comisión de Fiestas, bajo la presidencia nata del alcalde comunista Antonio Sanjuán; por delegación de servicios de la Alcaldía, Basilio Galván, del PSOE, presidía la concejalía de Festejos. A ellos se unió la oposición, formada por los independientes de Santiago García Cejas y la UCE, encabezada por Manuel García Rodríguez.

En nuestra opinión, este entendimiento, y no otra cosa, entre las variopintas opciones políticas, refrendadas por el carácter propio de los hijos de Santa Cruz de La Palma, fue el motivo fundamental de la hoy arraigada parodia del Desembarco de los Indianos y la batalla de polvos talcos.

Pasó el Carnaval de 1981 y Diario de avisos publica la crónica final: «Ayer lunes [2 de marzo] tuvo lugar el acto carnavalero de «llegada de los indianos» con un recibimiento de «polvos» que en gran cantidad distribuyó la comisión de fiestas del ayuntamiento de esta capital». Costumbre que por toneladas continúa asumiendo el consistorio.

El programa de actos del año siguiente, 1982, anunciaba para el lunes de Carnaval la Llegada de los Indianos «con su vestimenta característica tocados de pajizos y con los loros en sus hombros. La caravana con acompañamiento de las clásicos familiares se trasladará por las calles de O»Daly y Pérez de Brito hasta la plaza de La Alameda, también durante todo el trayecto tendrá lugar el saludo de los isleños con la «gran batalla de polvos». Verbena popular en la Plaza de España de los «indianos» y comienzo del tradicional «baile de máscaras», según rezaba el Diario de avisos el 12 de febrero.

Acertadísima justificación de la incorporación de los viejos y ancestrales polvos de talco o harina del Carnaval palmero, a modo de «saludo de los isleños» a la comitiva de los indianos retornados. No podía ser de otra manera. Recordemos que la máxima expresión de júbilo la expresamos los palmeros empolvándonos, incluso fuera de las fechas de Carnaval. La primera noticia que conocemos del empleo de polvos en el Carnaval de Santa Cruz de La Palma data del lejano año de 1867. El periódico grancanario El Ómnibus (30 de marzo) recoge en una crónica: «Todos los juegos se reducen á tirar a las ventanas huevos llenos de harina ó polvos de olor (especie de bombardeo); entrar a las casas a empolvar y bailar».

Esa leyenda repetida erróneamente de la arribada de un barco con harina en mal estado a Santa Cruz de La Palma y posterior utilización en el Carnaval no está documentada y no la damos por cierta. La costumbre de los «enharinados» era generalizada en el carnaval canario, y en otros lugares fuera del Archipiélago. Lo recoge Viera y Clavijo (1731-1813) y el periódico tinerfeño La Aurora (12 de marzo de 1848), en un artículo titulado Escenas carnavalesca: «En nuestras islas no hay costumbres peculiares sobre este punto, á no tenerse por tales la de anharinar ó chafarrinarse la cara». Evidentemente con estos dos ejemplos, hay muchísimos más, vale para contradecir rotundamente la leyenda del barco cargado de «harina estropeada». Dicho con sorna, pícara y carnavalera: ¿No nos parece muchos barcos desembarcando «harina estropeada» en los puertos canarios?.

Terminaban las crónicas de la prensa el 23 de febrero de 1982: «se fijó para ayer lunes el pintoresco acto de la «llegada de los indianos» al puerto de Santa Cruz de La Palma, tras un refrigerio con que les saludó el ayuntamiento en el Real Club Náutico de tres a cuatro de la tarde e iniciar seguidamente el recorrido por la población hasta la Plaza de la Alameda, más también durante el trayecto «Gran batalla de polvos»». Más tarde tuvo lugar en la Plaza de España «una verbena popular de indianos».

Así fue el principio de la hoy indisoluble unión entre el Desembarco de los Indianos y la batalla de polvos, concebida a modo de saludo de los isleños a los indianos que arribaban a su isla natal luciendo vaporosas vestimentas de colores pastel, propias de las tierras caribeñas.

Nota: Agradecemos a Acenk Galván Lugo la cesión de las dos interesantes fotografías que ilustran este artículo, archivadas en su álbum fotográfico en el año 1981.

María Victoria Hernández Pérez (Cronista Oficial de Los Llanos de Aridane)

Inauguración de la “Exposición Fotográfica Virtual de Los Indianos” por Selu Vega

Hoy 31 de Enero de 2011 inauguramos en Indianos.info,  La Exposición Fotográfica Virtual de Los Indianos, una colección de fotográfias del fotógrafo Selu Vega.

Selu Vega es un Sevillano afincado en La Palma desde hace  tiempo . Ha  vivido en Londres, Sevilla, Tenerife y en Santiago de Chile, donde tuvo la oportunidad de recorrer toda la zona sur de Sudamérica.

Comenzó en el mundo de la fotografía hace ya 9 años en el 2002, de casualidad, y por necesidades del guión. Pero se enamoró profundamente y hasta hoy. Ha pasado por varios estadíos, y su especialización se ha tornado hacia las fotografías de viajes y arquitectura.

Ha participado en fotonoviembre 2007 y en varias exposiciones colectivas. Ha trabajado para USP hospitales. En mayo de este año una foto de los glaciares de la patagonía chilena fue seleccionada para la portada de un Libro de la Editorial Columna (libros de vanguardia).

También ha participado en la realización se sesiones para la web del Grupo Chileno Yeti, así como la foto de portada del disco de Zaguan, a Compás del tiempo. Así como multiples reportajes personales y sociales.

VER EXPOSICIÓN FOTOGRÁFICA VIRTUAL DE LOS INDIANOS por Selu Vega





Carnaval de Santa Cruz de la Palma: “Los Indianos”

LA FIESTA DE LOS INDIANOS  – CARNAVAL DE SANTA CRUZ DE LA PALMA
El día de Los Indianos se celebra cada primer lunes de Carnaval en la ciudad de Santa Cruz de La Palma, (Isla de La Palma. Canarias)

Se denomina «Indianos» a los emigrantes que después de haber hecho fortuna en América, regresaban a su tierra de origen haciendo ostentación de su éxito y riquezas. Una época en que los grandes veleros surcaban el Atlántico haciendo la «carrera de Indias» y el que el lujo y el esplendor se enfrentaban a la miseria y a la decadencia.

En la imagen una famosa acuarela realizada por Juan Bautista Fierro que representa la llegada de una familia de estos emigrantes. La obra es del año 1911 y fue la protagonista de uno de los carteles de Los Indianos.

Los Indianos. Obra de Juan Bautista Fierro Van de Walle
Regreso Indianos. Obra de Juan Bautista Fierro Van de Walle

La fiesta.

Esta popular y tradicional fiesta palmera no es otra cosa que la representación de una parodia de estos emigrantes palmeros que regresaban con sus familias de Las Américas, principalmente de Cuba, y presumían de la fortuna y buena posición que habían adquirido.

Esta tradicional representación hace que cada año las principales calles de la capital de La Isla se vean inundadas por miles de Indianos ansiosos por vivir un año más el evento que, sin lugar a dudas representa el plato fuerte de los Carnavales de la isla, y uno de los más importantes del archipiélago canario. Cada edición logra congregar a un número mayor de visitantes de las islas vecinas, de España y también de países del extranjero. Como elementos imprescindibles no pueden faltar la música caribeña, el ron y por supuesto, todo esto se produce bajo una cruzada de polvos de talco.

El «blanco» inunda toda la ciudad, tanto por la «batalla» de polvos de talco» como en lo que refiere a la vestimenta. «Los Indianos» visten de blanco, beige o colores crudos. Es imprescindible. Pero eso si, deben ir ataviados con sus mejores galas. No vale cualquier ropa blanca. Ellas deben lucir elegantes vestidos en blanco, beige o tonos pastel, que se complementan con blondas, encajes, sombreros, abanicos, sombrillas y por supuesto con joyas. Ellos visten con levitas o trajes blancos o beige, sombreros panameños, relojes de oro… También son muy usuales las maletas repletas de puros,  joyas , dinero… Algunos, los que lograron mayor suerte, incluso vienen acompañados por sirvientes criollos. Más sobre la vestimenta en este día>>

Vestimenta Indianos 1
Los Indianos deben cuidar su vestimenta

Y ya que hablábamos de los sirvientes, es aquí donde entra la figura de la famosa «La Negra Tomasa«, o lo que es lo mismo, Víctor Díaz, conocido popularmente en la isla como Sosó. Un personaje imprescindible en todas las celebraciones de Indianos. Cuando se acercan las fiestas acapara la atención de televisiones canarias e incluso nacionales. Podríamos decir que es la embajadora por excelencia de la fiesta.

El ritual

La celebración comienza desde la mañana, en lo que se denomina «La espera«. Los indianos se van congregando entre parrandas, actuaciones musicales y risas, se empieza a calentar motores para la jornada que se avecina. En el Atrio del Ayuntamiento, autoridades de la isla aguardan la llegada del Cónsul de Cuba y sobre todo, de la Negra Tomasa. Cuando esta hace su aparición en La Plaza de España, a eso de las 12 del mediodía,  podemos decir que ha comenzado oficialmente el día de Indianos.

Indianos La Palma
Empieza el día de Los Indianos con la llegada de personalidades

Indianos 2013
En la Plaza de España no cabe ni un alfiler

indianos llegada de La Negra Tomasa 2011 1
Llegada de La Negra Tomasa

La fiesta continúa sin pausa durante el almuerzo, que todos celebran en casas particulares o en restaurantes y bares de la ciudad. Horas más tarde, dará salida el desfile o pasacalles de los indianos, que transcurre por las principales calles de Santa Cruz de La Palma. Desde la Avenida de Los Indianos, por la calle O’Daly, pasando por la Anselmo Pérez de Brito y hasta llegar a la Plaza de la Alameda. Durante todo este recorrido Santa Cruz se convierte en una ciudad caribeña bailando al son de ritmos como guajiras, guarachas, guaguancós. Más tarde la fiesta seguirá con una verbena que durará hasta bien entrada la madrugada.

Indianos tomandose un descanaso La Palma 1
Indianos tomándose un descanso

Los Indianos. Fuente de inspiración.

Los Indianos no son nada sin su música, El Grupo palmero «El Cuarto Son» lo dejó bien claro en su tema «El Día de Los Indianos». «Cuarto son» fue creado por grupo de amigos con experiencia musical, el conjunto tiene como base la música tradicional cubana. Han actuado en el Atrio del Ayuntamiento dando la bienvenida a este importante día desde el año 1995 al 2007. Una muestra de lo que se oye este día aquí>>

En el día de los Indianos, más que nunca es popular la música de grupos como Son BohemioEl Cuarto Son, ONG El Cardero Punto Com, Changó, Pimienta y Ají, etc…

Era de esperar que una fiesta de tanto arraigo como esta no solo quede reflejada en las miles de fotografías que se toman el día de su celebración. Su encanto engancha a todos y esto hace que Los Indianos estén presentes en las obras de artistas de distinto ámbito, pintores, músicos, escritores, cineastas…

Un ejemplo son las pinturas del artista palmero Luis Morera, donde se plasman escenas y típicas de este día. Algunas de ellas han sido utilizadas como carteles anunciadores de diferentes ediciones de las fiestas carnavaleras.

Exposición de “Los Indianos de Luis Morera”
“Los Indianos de Luis Morera”

Los Indianos han llegado a ser recreados incluso en el cine. Abajo vemos una escena de la película «El amor se mueve» el primer largometraje de la palmera Mercedes Afonso en el año 2007 que cuenta 7 historias de amor entrelazadas, en 7 colores.

Escena de El amor se mueve Foto www.diarioelamorsemueve.blogspot.com

Pero no han sido, ni serán, los únicos que encuentran inspiración para sus obras en esta tradición palmera. Pincha aquí y verás otros ejemplos.

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Más sobre los Indianos de La Palma:

Vídeo sobre los Indianos de La Palma

httpvh://www.youtube.com/watch?v=VS4dRiWmQjo

Para conocer más sobre una de las protagonistas indiscutibles de los Indianos:

  • Entrevista a Sosó, La Negra Tomasa. Por indianos.info
  • Vídeo reportaje sobre «La Negra Tomasa» en el programa televisívo»Vidas Anónimas» (aunque nuestra Negra, es todo menos anónima)

 

httpvh://www.youtube.com/watch?v=CzfksdW_1Lg